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La tecnología como aliada en la lucha contra el cambio climático

Por: Ricardo León, director del Centro de Estudios Digitales de Fundación País Digital

Durante la última conferencia de las Naciones Unidas contra el cambio climático, COP26, en octubre de 2021, el mensaje fue claro: la actual crisis ambiental y el avance acelerado del cambio climático que ha traído como una de sus principales consecuencias la elevación de las temperaturas a nivel mundial, puso de manifiesto que el llamado es urgente y debe traducirse en acciones concretas y rápidas que permitan reducir la emisión de gases de efecto invernadero para tender al objetivo de carbono neutralidad en 2025, lo que sigue implicando un escenario complejo y adverso de cara al 2030 y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por eso, fechas como el Día de la Tierra, a conmemorarse este 22 de abril, buscan crear conciencia sobre la necesidad de actuar audazmente, innovar ampliamente e implementar equitativamente soluciones que nos ayuden a fomentar un crecimiento sostenible e inclusivo.

En eso la tecnología juega un papel preponderante, ya que las soluciones informáticas que se puedan desarrollar o implementar tienen el potencial de impactar positivamente el medioambiente. Actualmente, ya se están implementando múltiples soluciones a nivel internacional para reducir las cantidades de energía que consumen las operaciones informáticas y los centros de datos, y en Chile, las condiciones para promover las TIC a favor del medioambiente son buenas: el país aspira a ser carbono neutral al 2050, y hemos avanzado, por ejemplo, en iniciativas público-privadas como el Observatorio de Cambio Climático del Ministerio de Ciencia, o el Data Observatory, que buscan transformar nuestra economía en base a la recolección y procesamiento de datos, teniendo claro que el uso de herramientas digitales puede reducir las emisiones en diferentes sectores industriales, y las elecciones de las tecnologías también pueden marcar la diferencia.

De hecho, la IA puede ayudar a los científicos del clima a encontrar soluciones a problemas como el clima extremo, las sequías, las inundaciones y los incendios forestales, mejorando transversalmente la comprensión de los problemas causados por el cambio climático. Además, aplicando técnicas de Machine Learning se pueden desarrollar herramientas que ayuden a los individuos y a las empresas a entender las medidas que pueden crear para reducir su huella de carbono. Estos resultados abarcan desde la creación de nuevos materiales bajos en carbono hasta modos de transporte más ecológicos.

Un caso a destacar y analizar es Finlandia, quiénes han sido pioneros en contar con una estrategia climática y medioambiental para el sector de las TIC. El año pasado publicaron un documento donde señala que su objetivo es reducir la huella de carbono del sector tecnológico y utilizar la digitalización para reducir la contaminación a través de un aumento de la eficiencia energética y la prolongación de la vida útil de los equipos tecnológicos, por ejemplo, dado que las actividades informáticas consumen energía y, por ende, son una fuente de emisiones.

Sin embargo, las tecnologías digitales tales como la IA o el Machine Learning, no son una “solución milagrosa” para la crisis climática. De hecho, aún faltan esfuerzos concertados para identificar qué herramientas y estrategias aplican mejor para abordar el cambio climático. En ese sentido, es crucial avanzar rápidamente, innovar, generar pilotos e implementar soluciones en grandes ejes para nuestro país, por ejemplo, en cómo potenciar y acelerar transición energética, cómo mitigamos el impacto de la industria y la minería, cómo transformarnos en una potencia en la producción y consumo de hidrógeno verde, expandir la edificación sostenible, implementar la electromovilidad, entre otros grandes desafíos para nuestro país. 

Todo este avance tecnológico y social, no debe estar carente de formar a las personas para evaluar sus hábitos de consumo y de interacción con el medioambiente y, por otra parte, de desarrollar estrategias claras de alcance nacional, con perspectiva local. A raíz de ello, cabe preguntarse qué estamos haciendo ahora para avanzar en el desarrollo de una cultura de resiliencia climática, en el desarrollo de entornos sostenibles y resilientes dónde interactúe lo ambiental y lo social y cómo utilizamos las tecnologías e innovación al servicio de la adopción de soluciones más sustentables para asegurar un futuro verde, equitativo y sostenible para nuestra sociedad.  

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