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5G, Santiago y las ciudades inteligentes

Por Luz María García, gerenta del programa Sé Santiago – FPD

(marzo 2021) El 5G se entiende como una innovación tecnológica que permite mayor velocidad, menores tiempos de respuesta y más cobertura en la transmisión de datos en el ámbito de las telecomunicaciones.

Hace poco, el país vio los resultados de una licitación en donde casi todos los actores del ecosistema participaron, convirtiéndose en un hito para el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT).

Este nuevo estándar implicará una mejora en la capacidad de las empresas para administrar grandes volúmenes de datos en diferentes aplicaciones y ámbitos para que en el futuro próximo —en lo que respecta a movilidad— se genere una mejor experiencia y bienestar de la ciudadanía en diversas situaciones cotidianas, como el uso del transporte público; en materia de seguridad para que se minimice la criminalidad y se solucionen los conflictos de forma más eficiente, y en salud pública se logren disminuir las tasas de hospitalización, monitoreando de forma remota a los pacientes en sus propios hogares, por nombrar algunos ejemplos.

Con entusiasmo, vimos cómo hace unas semanas, gracias a una alianza del mundo público y privado, se inauguró en Santiago una zona 5G, que se extiende por 5,5 kilómetros implementando frecuencias propias de las bandas, como la de 3,5 GHz y la de 700 MHz, lo que permitiría a la ciudadanía vivir una primera experiencia de un ecosistema hiperconectado, con transporte inteligente y mayor eficiencia en los tiempos de traslado.

El 5G cambiará la forma de las ciudades, esto es un hecho. La quinta generación de infraestructura de comunicaciones será imprescindible para el desarrollo de las smart cities, ya que —mediante el uso de una mejor conectividad— permitirá la expansión transversal de tecnologías adicionales como el Internet de las cosas (IoT), las cuales hacen que objetos y entornos recojan, produzcan y comuniquen información en red, teniendo desempeños mejorados con dicha cobertura.

Hoy las ciudades —que se vuelven cada vez más complejas de administrar, gestionar y ordenar— se ven enfrentadas a diferentes desafíos, debido a la gran cantidad de dinámicas, actividades y procesos realizados en un mismo entorno físico. Por eso, una ciudad inteligente busca fomentar la planificación urbana y el desarrollo de mecanismos de decisión dinámicos que tomen en cuenta el crecimiento y la inclusión de procesos de participación ciudadana.

Para seguir avanzando hacia más ciudades inteligentes, también se hace necesario un trabajo coordinado con quienes construyen y administran infraestructura concesionada en el país, como carreteras, autopistas y hospitales.

El objetivo de las smart cities es generar territorios más inclusivos, sostenibles, innovadores y resilientes, en pos de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Y es por eso que hoy se están desarrollando diferentes proyectos con este foco, como el Primer Catastro de Empresas TI-Smart City, el piloto de integración de imágenes de cámaras de seguridad, el programa de diseño e innovación de tecnología en la ciudad, y el Consorcio de Electro-Movilidad, entre otros.

Tenemos que trabajar en conjunto para que Santiago sea la ciudad más inteligente de América Latina y referente a nivel mundial, por ser innovadora, sostenible y competitiva, pero por, sobre todo, por ser un mejor territorio para todos sus habitantes. En ese sentido, el desafío en los próximos seis años es consolidar e institucionalizar todos los avances en la materia, para así posicionarnos como los líderes en ciudades inteligentes en la región.

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