El desafío de los líderes de hoy para impulsar la transformación digital
Por Fernando Sánchez, gerente general de Fundación País Digital
Los últimos dos años han presentado retos y oportunidades como nunca antes habíamos experimentado. La digitalización nos lleva a elaborar nuevos paradigmas, con retos que necesitan mejores modos de liderar, replanteando nuestras culturas de trabajo y la forma de enfrentar exitosamente esta realidad.
El estudio Índice de Madurez Digital Virtus (IMDV), elaborado por la consultora Virtus Partners, sólo 67% de las grandes empresas y 64% de las pymes tienen un propósito claro para la transformación digital, y 52% y 46% respectivamente, cuentan con un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo.
Por otra parte, datos de Microsoft revelan que al año 2050, en Chile se levantarán 792 mil puestos de trabajo adicionales en áreas vinculadas al desarrollo de software, análisis de datos, administración de T.I. y ciberseguridad, entre otros.
Este escenario presenta a los directorios un gran desafío: ¿cómo reformular de manera exitosa a las empresas para que no solo tengan que sobrevivir, sino liderar en la era digital? En Fundación País Digital nos hemos comprometido a fomentar la adopción de tecnologías digitales, en medio de la cuarta revolución industrial, viendo el alto potencial transformador que estas tienen en las organizaciones y en los individuos.
La evolución hacia lo digital se sostiene sobre cuatro pilares fundamentales: tecnología, experiencia del cliente, cultura empresarial y objetivos de negocio o de la empresa. Pero aquí el problema no tiene que ver con la tecnología. Es más bien un cambio en la forma de liderar, la cultura de trabajo y los nuevos paradigmas bajo los cuales se compite en la economía digital.
Los procesos de cambio requieren dejar un escenario actual cómodo y conocido para transitar a un lugar nuevo que parece mejor pero que requiere de un trabajo adaptativo, un esfuerzo, y tiene ciertos riesgos, asociados a competencias, habilidades y contexto.
Por eso, una de las características principales de la nueva cultura debe ser la agilidad, forma de trabajo para que la organización gestione la incertidumbre. En el nuevo paradigma, en las organizaciones orientadas a la generación de conocimientos, los roles y funciones de sus colaboradores tienen que ser evaluados y recompensados por el valor que le generan a la organización.
Y por supuesto, este cambio de paradigma debe hacerse de manera segura frente a los nuevos riesgos que enfrentan las empresas. No resulta sorprendente que las juntas directivas estén cada vez más interesadas en prevenir las filtraciones de datos y determinar cómo priorizar las necesidades de ciberseguridad. Los ejecutivos que han sufrido filtraciones de datos han aprendido a involucrar a más partes interesadas en las decisiones de ciberseguridad, incluidos los directores. Hoy se hace necesario crear de manera proactiva un tablero ejecutivo a nivel de la alta dirección, al mismo tiempo que informar a los líderes sobre el estado de la ciberseguridad permanentemente.
Si bien no es una tarea fácil, todo esto debe partir desde la cabeza de la organización y empapar al resto de ella. Como líderes, es necesario que frente a escenarios volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, reaccionemos apoyando el desarrollo de habilidades coherentes con las actuales y diversas necesidades de aprendizaje para así lograr una sociedad conectada, inclusiva, equitativa y sostenible.